Los dos izquierdos.

El silencio en mesa, en la puerta cerrada 
tras la costura de la cazadora.

Y qué ocurrirá cuándo ya no sea
usted mi muso,
tal vez recuerde el falso juramento
y las serpientes dibujarán en la arena
el paso de los interrogantes.

Las gaviotas en los patios de los colegios
asustando a los niños.
Las palomas con alas de jota
en una embutido colesterol
aguardando la miga tras la miga,
en una pan de trozos
que no termina de satisfacer el buche.

Cuando no sea mi muso.

Reiremos juntos.
Tú con una.
Y yo con otro.

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