sin título

En el tren el sol cabalga tras el monte,
mientras su velocidad esquizofrénica
revuelve en oleaje al estómago.

No entiendo la falta de donosura,
primate madera de ser conmigo
que siempre espera a dejarme
sabiendo que camino de regreso.

Confianza de que un día la tierra abra sus fauces
y las palabras engendren el abismo
no del todo oportuno
que me use como un manual de vuelo
en esos ratos de ratas y taras rotas.

Yo quisiera olvidar con halterofilia
su pinza de cangrejo,
pero, si hoy hasta en Benín
han leído la tragedia
de Melibea cuarentona
y Calixto de legrado cuarentón.


Demos circo al mundo,
sexo poético con olor a página,
lancemos los puñales al viento
en adivinanza
de que moriré antes que una bombilla.

Esos homenajes dados al dominó
y sin embargo
con sus pensamientos
que vive bajo sepelios
hembra incapaz de desenterrar un
te quiero.





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