Bonita.

Quiero hablar en este instante que no tengo día.

De los dibujos
que desde el estómago
nadaban hasta la superficie en forma de grito.

De aquellos garabatos rompiendo el oleaje
la asfixia hasta el borde mismo de la boca
lamiendo prados
de flor
bonita
bonita
bonita
vo
mi
ta.

De qué  sirve la sutileza del puñal con anillo,
el morado de la cara tasación
de una mujer cerámica.

Eleva el mentón como el humo de tu casa incendiada
quiero hablarte en este instante que no tengo día.

De los campos de pajarillos, amapolas y colchones abandonados.
De ellos, la hebra de la rama,
la piedra de la rama de la hebra.
La suciedad de la hebra en la rama con piedra.

¿Ya no tenemos más días?

Por eso con un pié vestido
sin creer en el cuento de los jarrones
de que hay que tragar la espiga
porque detrás de las leyes de pega,
no tenemos día,
ni viene un apuesto dirigente
a ponernos el zapato que nos falta.

Mejor nos quitamos el otro.
Y andamos descalzas
sobre el asfalto con pinchos
para huir desangradas y empezar de cero.

Mañana el uno.



Comentarios

  1. Uf! Tremendo poema Lluisa! Quitémonos pues los zapatos!!!!!! Bravo!

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    1. Gracias Carlos, tremenda es la indefensión de muchas mujeres.

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