La belleza de la rosa Stein.

I

En el cielo existen personajes,
vestidos con los uniformes del Mercadona,
lejos de las bombas lapa, tortugas metálicas,
que viajan por el ecosistema.

Son los parapetes del aniversario,
los que mueven la economía
a base de cono, prisma, cubo
en la merienda caducada y
el plomo de la artillería
en carritos de compra
cada vez más transparentes.

Imagino sonrientes a los ángeles de la cadena
porque tienen un trabajo.

II

Los niños lloran cromos.

III
La política luce una minifalda sin bragas
porque enseña las vergüenzas al pueblo
a los viajeros que toman aviones al paraíso,
donde se oyen los aplausos más bellos, la lluvia de las ofertas
del demonio que yace en la cara de todos,
amorfos de cejas depiladas,
lápidas auscultadas
por el narcosuicidiogubernamentaltestadoderajainmundicia.

Votamos a los cuerpos
no a sus ideales.

IV

Los niños lloran cromos.

V

Los empleados luciendo alas,
y coronas de amianto,
con las trompetas de Jericó
que suenan de coro
en los concursos vocales de máxima popularidad.

VI

Los niños lloran cromos.

VII

Y ahora resulta
que entre tanta sobra y nada,
la infancia es programada para el cáncer
en otra forma de guerra química
el hijonacidodelatensiónsexualpresupuuestariadetiranoaudiencia.

Padre en el paro.
Madre en el paro.
De tienda barata por cajas,
el niño que llora cromos,
y engulle bilingüe mortadela.
(mortadelaRevoluciómortalaimpasividadsocialmanifestadacensuramortalsistema)
porque saben que
de la descendencia con tara de fábrica
nacerá la liberación.






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