Con la astilla sacada de mi corazón, quiero escribir un cuento.

Y yacerán en frecuencia modulada
cada uno de los electrodos y enchufes
mirando hacia el techo
sobre sus armaduras esmaltadas
con ojos por teclas
por pestañas con manuales para entender las distancias,
allí rodeada por el émbolo
crecer de ello se trata torcida vid
entre los arrecifes de un sofá meteoro,
así, en letargo nupcial
entre grandes mastodontes
me hice pequeña
y al verme pulga, polilla, piojo
sentí que este corazón de lavadora,
de mueble acondicionado
roja pelusa, hilo de hilo, amianto de puerta de nevera,
sentí que en la pequeñez estaban los lagos más gigantes,
que en la sombra de la montaña
los arboles florecen motores,
cables líquenes, generadores de pilas cardiólogas,
páginas,
páginas,
páginas.

Que el mirar atrás se traduce
en esconderme entre el horno averno y la vitrocéramica purgatorio.

Y yo quiero volar,
ser libre,
un avión dentro de un cuento
para niños de tres años.

Mi pequeño sueño bajo el microscopio.


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