Reflexión desde Kirn (Alemania)

Si no puedo fumar durante la travesía,
por qué en cada avión
topo la madriguera del cenicero
para ocultar la colilla.

Tal vez no baste construir un puente,
letra a letra, para salvar
todos los libros que migratorios
vuelan hacia
las lagunas mentales de nuestros mayores.

No puedo afirmar
que amo en la plenitud de las presas abiertas
de fauces para-negar tu proyección cabalística.

He confiado en ser tragada por un avión,
a la espera de que tu hombría
no visite la cara oculta de los párpados.

Borrar con caucho del ángulo el beso;

para confeccionarlo en barco de cruzar océanos
y ser una infiltrada de granos amarillos
buscando trabajo
en las lavanderías asiáticas.

Me decidiría en la clave,
y tú te transformarías en la ardilla que brinca
entre centenarios sobre la cúspides.

La reencarnación más drogadicta de la estepa;
subir con tirantes el ánimo,
mecer el colchón sin tu mano,
abrir cuentas bancarias
hacia la lengua que recuerdo fría,
como el agua termal de Branz.

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