Bom Bom Bom

Se puede o no, morir de amor, tal vez un poco 
dobladillo,
colgante de un vestido
al engancharse con un clavo.

Se puede, aunque no lo creas,
te consumes como papel de mariposa
esnifando la memoria.

Retozada sobre las baldosas
entre tres gatos y un ufo
que no sé ni cómo llegó rotando a casa.

Retuerzo el trapo,
sumerjo la tiña en un vaso con hielo
mientras el ventilador
da viento a la humareda que sale de mi pecho.

Quisiera morir, pero eso es gesta asegurada
que nadie eterno en este parque temático
de alimañas permanece,
tal vez me haré un tatuaje con una calavera
y me teñiré el vello púbico de azul funesto.

¡Eso, se merece una fiesta!

Y la recóndita pregunta, que pez navega,
entre mis ojos:

¿Qué quiere el depredador de la gacela?
¿Qué sangre se define ante el escualo?
¿Que filo guarda el hacha en el verdugo?

En sus palabras,
en sus gesticulaciones esperpentos.

La próxima toma un bazoka
y directamente me dinamitas.

No amortajéis
haciendo amar
a quién no ama 
más que al camaleón de su estigma.

Boom, boom, boom.

Poco a poco, como el peor veneno
la eyaculada
antorcha
quema y mata.



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