Descuidada procedencia.

Siempre conversaba de nuestra amistad
como el nudo más fuerte del prefijo "des".

Pero, yo no entendía, aunque ambos hablásemos con la misma lengua,
que no pudiera escribir en el muro de su casa.

Inexplicable el no tener fotos en público,
ni muestras de cariño fraternal en entornos comunes.

Y sin embargo,
él hablaba impertérrito de la amistad,
como si de un gran velero se tratase.

Somos amigos.

Y en mi perplejidad
de carpa metida en una bolsa,
de lagarta metida en una botella.

Saqué la conclusión navideña.

Qué era su regalo.

De esos que se llaman del amigo invisible.

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