La resurreción de Britney.

Cuando decidí apuntarme al gimnasio,
era conocedora
de la imperante necesidad
de buscar un punto de referencia.

No iba a machacarme las lorzas,
sin una beata, que protegiera y motivara lo suficiente.

Para sentir toda la energía cosmética
y la disolución de las grasas.

Estaba a punto de abandonar,
cuando una visión me trasportó a la claridad
más celestial de una banda depilatoria.

Britney, ella se apareció como una azafata de Air Algerie,
frente a mis retinas de adicta a la glucosa, hidratos de carbono
y todo lo que finalizara en fina y segura.

Spears me has dado la fuerza megatómica,
tú que has reventado varias básculas,
juzgada con rapada incluida.
Con escándalos, exparejas, familia de explosiones,
partos múltiples y borracha en los mejores antros de city Barbie´s.

Rubia.
Yo puedo.
Yo puedo.
Yo puedo.

Vamos a invocar a  Britney Spears,
todas juntas.

Porque nosotras no somos de la era digi-mona,
somos del Comando "G" , y Afrodita
sacando teta en las discotecas de playa.

Yo puedo, yo puedo, yo puedo.

Da una señal, tu entrenador personal,
o la tabla que moldea tu masa.

Zara House me espera
y la talla 36.








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