El número 144.



-No te muevas y cierra los párpados, le dije.

Y acercándome dadivosa
empecé a pintar
sus labios con el rubor,
número 144.

La sonrisa se quedó del color de los biquinis de Calcedonia.

No te muevas y estira la boca, le dije.

La barra se desliza,
entre tus comisuras, anarquista
y sin censura.

Estás precioso con tu barba de dos días,
maquillado,
con los liberados de la verdad.




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