Trópico de aries.



La sabiduría se mide
por la capacidad
de amar y perdonar. 


En la búsqueda incesante olvidamos que el mejor idioma es el de los besos y abrazos.


Tuve un marido que quiso mucho,

demasiadas veces de mucho.

Él decía te amo.


Te he querido más

que nada en el mundo. 

Y me rompía con sus dedos

para echarme a comer
a los peces.

Tuve otro marido.

Dos.
No uno.

Él decía te amo
mientras la mad-era viruta.

Extraño modo de a-mar.

Pero ambos
turistas accidentales
de la cocina.

Nunca acabaron los guisos.

Y aprendí ,sin la necesidad
de odiar, 

a barrer el amor para la lucha.

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