Pequeños pasos en el trampolín...

I

Pasaron las fiestas
y todo se ridiculizó, 
en que esto se hace por mi buena esperanza,
tanto que fuimos
y aún sigues fingiendo.

La foto
con la camisa que le regalé
me lo ha susurrado a la pupila.

II

No puede ser,
es imposible cruzar el Amazonas en una hoja de palmera,
soy una mujer
que parece como esos paisajes de luna,
tan cerca,
pero, a la vez inalcanzable para rayos.

III

Sólo, atreveré a desnudar
delante de una página en trámite,
de ser tatuada por la inercia de mis abalorios.

IV

Ya falta menos para que los cerezos
rompan el aire
rompan el espacio
rompan el silencio,
ya falta menos,
para que despacio 
se llene de sil
encía de aire.


V

Lo siento, soy un cuerpo a doble,
fila y él ha aparcado
dónde la poesía no tiene límite,

en una séptima
ver te braza, a nada de ti.


VI

Yo le amo como el jilguero
le amo río, le amo de tantas maneras
que parezco a su lado
una perra junto a su amo.

VII

Cuando marche
compraré un vestido nuevo,
peinaré mis pestañas con los besos
que siempre se quedaron
atorados en la plaza de una aldea

llamada Mejilla.

VIII

Las flores
que en verano serán fruta,

escarchada de olvido.

XIX

Te prometo
que no me convenciste
que lo que hice y hago,
lo supe desde el primer día
que el transatlántico
cruzó nuestro barrio.

Y los náufragos
viven tras las cortinas
esperando el desenlace.

X

Pequeños pasos dirigidos al trampolín.

Salta
o queda montes,
quiere abanico
pero no aletees más mi carcasa
que ya no queda
en esta piscina más agua.

Y un tercer año,

me ahoga seguro.











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