Tempus fugit

La ciudad de Valencia
se parece a esa mujer que he encontrado
en todas las ciudades
que he vivido.

Palma, siempre,
seduce en algún ángulo gótico.
o, en la gente autómata
que acelera el paso a medida que crece la noche.

Las luces son bisexuales
les gusta besarse con los faros de los carros,
sé que puedo parecer inquieta,
estoy,
por la mañana en una silla
por la tarde en el sofá,
con la corta o larga
de todas las distancias.

Una hora desde Castellón.
En  tres horas llego a Mallorca.

El atlas estaba lleno de viajes a boli.

Tengo una trucha saltimbanqui
en mi intestino canoa,
la propulsión de la anca de rana,
soy la ardi-lladó
que brinca de semáforo en semáforo.

Pero, desconozco 
el tempus fugit o el kilometraje.

A cuánto de la verdad.
A cuánto del poema.
A cuánto del amor.

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