Last love

Si los relojes coinciden 
y los agujeros negros tienen tapas de aluminio,
se crea la magnificencia del espacio y el tiempo,
todos los pasos necesarios
para que nos encontremos por casualidad
en la cola de un cometa
y hablemos estrellados contra la jarra de cerveza
con el amarillo más sun de todas las cebadas.

La culpa fue mutua,
no se podía continuar,
y temeroso dejas que juegue con el planeta corazón
que se asoma por tu boca.

Sabes que nada es igual,
jactándose de amores furtivos
escribes con las manecillas
de los encuentros en las fases terceras.

Cuando te quitas el traje atmósfera
y yo, quedo ingrávida,
flotando en el bar,
se juntan los abrazos
y me regalas pequeños trozos de luna
con tu sonrisa.

Me ves más tranquila.
Conversas que este retiro voluntario
de aprendizaje y meditación
resulta beneficioso.

Pero, al quitarme el oxígeno lloro,
no soy un personaje de cómico,
ni siquiera tengo rosa, ni zorro ni astro.

Soy la cuchara volcada
de la mesa de enfrente, con el estruendo
del parpadeo de un fluorescente de cocina,
que me dice que no pasaremos las navidades juntos,
por primera vez, en cuatro años.
No atisbo a héroe,
mi ropa huele a jabón
y cuelgo la nuca debajo de los percheros
en estratosferas de viento,
persona, persona, de taburete
y mandos de azúcar.
Qué fácil es diluir la pena
en agua hirviendo. 

Murió la polilla entre mis ojos y fue tu espíritu y el nuestro. 
Presagio de la descompresión.

Comentarios

  1. Coincido.
    La soledad del anti-héroe, es astronómica en estas fechas.
    Deseo.
    Que no se cuelgue la red, al menos.

    Bon Nadal online.

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