Sin título

Poeta, profesor y bibliotecario
de una pequeña estancia,
la paradoja del orden
de las cajas de las medicinas,
agua destilada en ampollas,
tijeras gimnastas
y varios detergentes en la pila.

Buen orden, Señor Pecas.
A la orden cruzada,
de esta Tramuntana
que con los ojos ováricos absorbe 
la energía cacerola
y que acabaría renegada
a los encantos del maestro 
de cuento infantil y lápiz sonrisa.

Acaso, no se dio cuenta,
que en el archivo 
esperando tu letra acordona.

Qué sobre una cama de sábanas de abuelos,
estaba yo,
y mil caricias.


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