Bar de copas

Luka era extraño
con la peculiaridad que tosía un par de veces
si su garganta dolía de sed.

¿No hubiese sido más fácil
extender la mano y abrir esa boca
para pedir, con educación y buenas perchas,
un vaso de río?

Pero...él controvertido camino,
empedrado dependiente,
bachudo y solitario
entrecortaba la palabra
con vocablos tenazas
carraspeando ante la inminente,
sequía portavoz de margaritas.

Si tenía frío
extendía sus alas igual que un polluelo de buitre,
rapaz de documental de la "2",
y había que convertirse abnegada
en una vidente, para arropar su cuerpo-almena
bajo la franela en bolas.

Le costaba pedir ayuda, abrir los brazos en busca
de manta, el afecto o la lluvia,
el admitir la vulnerabilidad
y el ser, parte del ecosistema frigorífico
del alma, con sus limones, tomates y aguacates.

Con su palabreo imantado,
médiums sin lengua
sólo capaces de leer.

(Chica, chico, felices, perdón, que, bragueta...)

Y le acercaba una copa de agua.
Y mitigaba el nudo de sus cuerdas vocales.
Y le besaba en la clavícula
cerca del pensamiento enamorado.

Debía amasar sus deseos
con frases que eludían lo que realmente deseaba.

¿Luka, por qué es más fácil la burla
que confirmar tu miedo
a amar?

Porque es más fácil
y cuesta menos.

Escrito 
en ángulo 
de una nevera:

Porque es más fácil
y cuesta menos.

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