Vocalista de una mesa electoral

Acurrucada
como una esquelética
me acomodé en sus huecos
con la indisposicion vainilla
que un árbol
sólo abraza en sueños.

Imposible decadencia
amar el agujero leñoso.
De amaravilla
sin la "A" de licia.

II

No me gusta hablar
de lo que ya sé.

Tararea un nuevo estribillo.

Pasó un cometa
en el corral
y espantó
a todas las gallinas.

Tralalá, tralalá, tralalá...

¿Dónde está el zorro, o la zorra?

III

Fui una amante cruel,
fabricaba muñecos de caucho y sonrisa.

Hasta que un día
un vendedor de aspiradoras,
con traje peluche,
abrió mis fauces con la técnica de besos tenazas
y con cucharilla de plata
tragué el karma ricino
de haber recortado, por la mitad, tantos corazones.

En asientos de aeropuertos,
en mesa de restaurantes,
en coches-doble fila,
en cruzar y hacer
como si nunca nos hubiésemos conocido
y no saber como es el pliegue
de tu cuerpo en punta.



IV

Palabras
salen hoy de la grapadora
son "oes"
atropelladas por la presión de un instante.

V

Te seguiré sin "per", siempre.
Detrás de un cristal
como la ágata felina
sin palabras, muda,
ni aguardar tu regreso.

"0,0".

VI

Y afilaré el lápiz
que es borrado
como la nube que engaña al sol
en noche.

Para hacer borrón y cuenta llueva.

VII

Deja de repetir lo del aviso
no soy un recibo,
la notificación de un indulto,
sólo soy una mueca-sa
con dos piernas
y dos ventanas.

Qué ven el amanecer.

Un corte de luz.

VIII

Generé una amnesia atroz,
no me siento la misma.
Ni siquiera escribo igual.

Cambió la vida
que golpearan primero a la cabeza
y luego al corazón.

XIX

Qué hay brasa entre ceniza.

Sí, es obvio.

Pero me da más aflicción que mueran niños en f- África´s.
que la inquisición se relama
y que tu y yo:
quizás, seamos la madre y un hijo acribillado
en un puesto de Gaza.

X

Qué no me amas.

Sí.

Ya lo sé.

No existimos.

Te felicito
por comer hígado

sin las manos.







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