El origen del río

  I

Como una semilla
envuelta en confitura,
en varias infinitas.

Es así la granada.

Uno piensa que el único fruto permanece,
más no sabe que está creada por mil ojos.


II

Él repetía que  no era digna de su espada
y aprovechando el portazo,
ella la asía para el inicio frenético
de un baile que duraba hasta la noche.

Luego, al oír sus pasos de ogro
subiendo por la escalera caracol
la colocaba en el mismo ángulo
de su altar de cosas dignas.

Ese hombre, me hablaba de dignidad
haciéndome sentir menos que un objeto,
una cucaracha que recorría los azulejos
a punto de ser pisada.

No me gustan las armas,
ella en mis manos fue una muñeca,
no me gustan los filos
ni la empuñadura.

Son mentiras que cortan los dedos.

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