MONTANEJOS DAY

Montanejos
y mis pies sumergidos en su río,
peculiares caracolas hasta,
arañas de cuentos y un camino mágico,

este centro tiene algo especiado
con sus maderas y el aroma pinacular de tanta arbusto.

Piedras en catedrales sumergidas
que dan la respuesta de mi adoración dramaturgia
por todas las manifestaciones petrificadas.

Será mi alma de Hidra,
el cajero de Medusa
ahora que he resucitado
una semana antes de hora
inflando mis dominicales pulmones,
llenándome de vida
con las semillas de coníferas navegando

por su tibieza fluvial.

Mientras ruido hacían mis amistades
me deleitaba con el aplauso de la hoja,
mariposas con patas y antenas
con atrezzo de corazón,

es un sitio espectacular
de esos que son como una aurora boreal,
el paralelo,
la silla de metro después de un terrible día 
de trabajo en la oficina.

Fontanar, abrevaderos y un grupo de octogenarios
asomados por las cortinas puente
viendo nuestra extravagancia
de ponernos en ropa interior
y mezclarnos con el sol.

Lo que más me ha impresionado,
a parte de ver una rana y una culebrilla no en foto,
fue un paseo de árboles
conos patas de paquidermos
color cemento,
llenos de inscripciones de nombres,
amores y desusos,
pasé mi mano como en un ritual
por sus surcos
y absorbí su promesa,
los besos, los jadeos y las disputas.

Quise saber
el filtro 
de amar
y ser amado.

Colgarse de un paracaídas
y divisar a la gente.

Ojalá de los cañones de los rifles
siempre fluyera agua
Montanejos.

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