DURANTE EL VIAJE

No me gustan
que se mofen mis amigas de ti.

Tú no eres mi mascota
ni mi Terrier.

Eres mi amigo incondicional.
Nunca, nadie se había preocupado tanto
por mi persona.

Reconozco que malvada,
haciendo honor a algún
affaire de mi descendencia irlandesa.

He puesto en tu nuez
el cinturón-charol
arrastrándote
por los pasillo de casa.

Te he dejado, lleno de pulgas,
detrás de la puerta
velando mis gatucadas.

Por eso, entono
el pecado fotocopiado
y ruego a las beatas,
a las capillas séptimas
y mis ferofonemas.

Qué he pecado
de obra, licencia
y defunción.

Lo siento, abusé del corazón
como el que aprieta el abdomen.

A veces la ortopedia
posee la cicuta,
tú la has tenido
y yo también
con otro articulado miembro.

Palabra de San Vicens Ferrer

y de la Sagrada Familia.

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