ULISES CONTRA LAS SIRENAS

Tengo un delfín que me cuida,
peina con un tenedor
mis flecos pino.

Y me trae agua
hasta la bañera
para que no se sequen mis es camas.

Lubrifica mis ojales
para desabrochar 
la cola
que a veces sirena,
a peces escorpión,
zarandea 
con la gracia primate.

La bilis, color botella-rioja,
pinta tréboles
en el campo de un ascensor.

Me cuida, y lo sabes,
casa rotura palmípeda
de vivir fuera del océano,

sólo tu hoguera cuerpo
de héroe disilente
con manantial por brecha
es extintor
de espuma de playa,

que me salva
de ver la impresión de dos piernas 
a cambio de la palabra.

Me cuida
y a jarra humedece la pena,

de tu                isla             flotante.

No canto ya,

náufragos y marinos sordos
en la pecera
de un restaurante Homero,
que sirve langosta fría.

Plaga de 
a veces sirena,
a voces escorpión.

Me cuida a ratos,
ratas de melancolía.

Y secándome limón al sol
que pende del

árbol.

Me he convertido
en Sirenita
que petrificada espera
en Copenhague.

Sólo, 
mi amigo-hermano
pone flores acuario
al mausoleo.

Riega a sequía.

Para no morir
en salmuera
por Semana Santa.







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