LA FUENTE DE LA SABIDURÍA.

En ocasiones
debemos sacrificar el amor,

sí, ese equipaje de carga innecesaria

y solo pensar en seguir hacia delante,

lavarnos las manos
con jabón de lavanda,
coger el cepillo de dientes
para arrastrar el beso profanado
y cerrar los ojos a la ola del grifo.


Caminar sobre raíles imprecisos,
que rallan la madera,
igual que las ruedas giratorias
de una silla en el parquet,
siguiendo la ruta
de las arrugas palmípedas.

Amor 
en forma de calma y ausencia
para la sed mediática.

Errante,
cordilleras con mis tacones 
y un día de Mercurio
con forma de hombre apareció un oasis,
en su tronco, cobijo,
para beber la resina
y no olvidar mi signo.

Seguir andando.

¿Se puede amar sin haber probado cuerpo con cuerpo la locura?

¿Desfallecer de delirio sin que la mano se haya posado?

Conocerás la fe
si enciendes 
con la leña
la ciudad de Roma entera.

Será que yo he habitado en muchos desiertos
y que mi ánima gitana
se volvió estatua en Lot.

Amante.

Qué difícil amarrar el aire
y andando seguir,
me toca a monte y colina.

                                   Lluïsa Lladó.






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