MASCARADAS

Yo.

Vivo en un hemisferio
dónde tener aire acondicionado
y una plasma
con torrente sanguíneo
te aleja
de la verdad.

Trabajo en el centro de la tierra
de metal con imágenes
de flores
dónde anhelo
una hoz,
un martillo.

La visita
inesperada,
a mala hora,
de una señora de vestido de cuadros,
toca el timbre
se sienta sobre la caja torácica
a pesar
de su obesidad mórbida,
el ahogo constante,
el ritmo acelerado,
y un dolor 
entre la costilla
y una hebra
de recuerdos.

Así es la pesadilla.

Me levanto
en el paralelo 
exacto
para no perder el equilibrio
porque después del trance
vuelve el sueño.

Una gota de sudor
llora
por tu  muerte
no me subestimes
que la planta
puede ser carnívora
y pisotear.

Vivo en un submarino.

Trabajo en un núcleo
invernadero
de focos con pistilos
y estantes difusos.

Acaso
pensaste
que era tuya,
incrédulo,
vestido
de mago
escribes
en las losetas:
No te hagas ilusiones.

La respuesta
con traje
de media sonrisa
y el cuerpo desnudo
con una manopla
para ocultar mi navaja
por sombrero.

Las ilusiones
no existen.

Solo soy
una corriente eléctrica
que escucha
de fondo
los pájaros de la tele.

No te hagas ilusiones.

Tú.
 
 
 



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