QUE LINDOS OJOS TIENES




Paz,
él me entregaba
la calma después
de la bruma

tranquila reposada
en la "chaise-longue"
observaba
su torso avión-sexual,

su iris
que se colaba
por las rendijas
del aire

adornando
el comedor
con su misterio
junto a la lampara
y unos libros,

impertérrito
desmontaba
el taladro
para colgar ojos
a las paredes.

Cuadros
apoyados
en  mudanza
de mesas.

Él
que abrochando
ventanas
a la cara
de gotolé,

lágrimas
secas
y casa
húmeda,

marcaba
con el bricolaje
el territorio

de mi piel,
de mi recámara,
de la pintura plástica

aletargada
en la " chambre"...
Guerra.


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