EL DOMADOR FETICHE.

Me enseñaste
a rasurar el ángulo obtuso.

Y la mala hierba nunca amaneció
por sus poros.

A vulcanizar
mis entrañas
con la manos
de Plutón.

Imberbe sexo
de lagunas.

A comprar magdalenas
sin conservantes
para colorear
la boca
insaciable.

Abrir, la puerta
que lava
supura.

Y afilar mi voz,
grabando mi delirio,
libre
libreto
libreta
fabricando
la ama-anilla
espiral,
desplegando el plumaje
para que trémula
volara por cadenas  montañosas.

Me hiciste hechicera
cubriendo
magna...,
preferida ocasional
y amiga del radio
de una rueda.

Mujer
en la pendiente
boca abajo
de mesita
de dama
de noche.

Que de su crisálida
no nació mariposa
sino murciélago.

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