EL BOSQUE TENEBROSO

Su mayor defecto era la impaciencia
y se convirtió en una carga
cuando se  transitó en Job
por vender cerezas sin rabo.

Ballenas en hoteles de piscina,
deshinchadas
sin ningún ápice de aire.

Y ahora ella,
descuartizada en una maleta, se siente
con sus caricias marcadas en las manos.

Descompuesta
con un pie por sombrero
y el corazón con hemorragia.


En la losa acurrucada de su cama.

Anudados sus miembros
se lían en una madeja,
la misma que juega un gato
llamado Silencio.

Hoy, sus palabras eran serruchos
que despedazaban entrañas,
las  lágrimas limpiaban
el visor del móvil,
y aún así no lograban penetrar
en su tierra
para que germinara la esperanza
de "200" cebollas.

Se puso el traje de Herodes
y sin misericordia
arrancó las flores del calendario,

No se volverán  a ver jamás
con los  ojos, cuando
por culpa de la paranoia
troqué sus lenguas en sierpes.

Sin besos de despedida
y anárquicos ambos
duelen los cortes,
la incisión
por el bien de los dos.

Desintegrados molecularmente.

La ha mutilado ¿os parece poco?
Y ahora adicta necesita su olor
para conciliar el sueño.
                                                 LLUÏSA LLADÓ.

Comentarios

  1. Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm no se que decir después de leerlo Maria Luisa, me he quedado un poco desconsolada por el desamor que he percibido. Es preciosa, como un poema puede describir el dolor de una forma tan bella. Me gusta

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