SUPERMAN

Dicen que el amor no mata
pero en este hondo pesar
mis arterias se secan
como una planta
abandonada.

A la sequía
de un avinagrado riego.

Mis ojos globos
henchidos de lamentaciones
no entienden
la fiebre
que me ha causado
este bohemio soñador.

Pirómano del bosque,
captor de yates
en medio del Atlántico.

Ya lo decía
la que toco
se convierte en oro.

E inmunizada
me mofé
de su leyenda
de Pirata.

Me burlé de...
Su capa,
su antifaz,
su espada,
su sombra
de parecer un gato adormilado
en un portal,
indefenso y con calvas
y me arañó
la cavidad cardiaca
del sentir.

Y como una plañidera
lloro con un séquito de viudas negras,
como una paloma
enlutada por la contaminación
viviendo  de pipas.

Sabes que mi cara
se convierte en un girasol
cuando me miras.
Y calcinarme
con el coqueteo
de tus arrumacos
convirtiendome en una muñeca
de porcelana
que ha caído
de la estantería
del hipermercado
por séptima vez.

Y no acostumbrada a la derrota
admito vivir con el halo de la amistad
y consumirme en mi propias brasas.

Y no entiendo 
porque me duele,
no lo entiendo...
Y mientras me llevan a cuestas a la procesión de Chavela Vargas...


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