LA ABSOLUCIÓN



Te maldigo por haber regado
con esencia de trementina
dejando que azaleas nacieran.
Que tu mano penetrara en  mi sexo:
un buzón dormido
para robar cartas.

Que tu lengua de víbora
me comiera a besos la lengua
hasta quedarme muda.

Te maldigo
por petrificar mis ojos
en dos canicas ciegas.

Y no ver más allá
de mi insensatez.

Dejar que llenaras de hiedra las paredes de mi casa
y sintiera tu espalda ,
como la coraza de una tortuga,
los intestinos.

Morir de adicción
con mi médula
derrotada
bajo
esa infección tan dañina
digna de las películas de serie "B".

Te maldigo
por despertar la palmera
y dátiles tus dedos
me estremecieran de placer.
Te maldigo
como una orden de embargo,
la multa del coche mal aparcado
que ha ocultado la línea continua de un "NO".

Me maldigo
por arrodillarme
y convertirte en hombre.
Sentir el peso de la losa de tu huesos
para no sentir nada.

Me maldigo por ser tu trofeo de baile
en un rincón del frigórifico.

Por favor...

No busquemos excusas
que cuando nos bebíamos
era porque sed tenía nuestra fuente
y no porque tropezaste con una piedra.

Y como un escarabajo picudo
te convertiste en plaga
dando placer como el que reparte pizza a domicilio.

Te maldigo.
Me maldigo.
Nos maldicen.

Y ahora perdona bonito,véase atun,
que estoy ocupada
que solo te añoraran mis( pezones) rosas.

                      Lluïsa Lladó.

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